La enfermedad de Chagas es una infección que se transmite por mordeduras de insectos Triatominae o, con menor frecuencia, por la ingestión de jugo de caña de azúcar o alimentos contaminados con Triatominae infectados o sus heces, por transmisión transplacentaria de una madre infectada a su feto, o por transfusión de sangre o trasplante de órganos de un donante infectado.
Los síntomas después de una lesión de Triatominae suelen comenzar con una lesión cutánea unilateral o un edema periorbital y progresan hasta llegar a la fiebre, el malestar, la linfadenopatía generalizada y la hepatoesplenomegalia; varios años después, algunos pacientes desarrollan una cardiomiopatía crónica, un megaesófago o un megacolon. Muchas personas infectadas nunca desarrollan la enfermedad.
Se estima que 8 millones de personas en todo el mundo están infectadas crónicamente con T. cruzi. La mayoría vive en América Latina, pero unas 300.000 personas infectadas en América Latina viven ahora en los Estados Unidos; otras viven en Europa o en otros lugares. La incidencia de la infección por T. cruzi ha disminuido en América Latina gracias a la mejora de la vivienda, la detección de donantes de sangre y de órganos y otras medidas de control.
Cómo se inicia la enfermedad
La enfermedad de Chagas se propaga cuando un insecto infecta a una persona o animal y luego muerde a otra persona. Al morder, las triatominas infestadas depositan en la piel excrementos que contienen tripomastigotes metacíclicos. Estas formas de infestación entran entonces a través de la herida de la mordedura o penetran en las membranas mucosas o el tejido conectivo.
Los parásitos invaden entonces los macrófagos en el punto de entrada y se desarrollan en amastigotes que se multiplican por la cisparidad; los amastigotes se convierten en tripomastigotes, entran en los espacios de la sangre y los tejidos e infestan otras células. Las células del sistema reticuloendotelial, el miocardio, los músculos y el sistema nervioso son los más afectados.
Tratamiento
El tratamiento está indicado para todos los casos de enfermedad de Chagas aguda, congénita o reactivada y en infecciones indeterminadas en niños de hasta 18 años de edad. Cuanto más joven sea el paciente y cuanto más temprano sea el tratamiento, más éxito tendrá éste en lograr la recuperación parasitológica.
En el caso de las infecciones indeterminadas, se ha recomendado el tratamiento de adultos hasta los 50 años de edad. En los pacientes de más de 50 años de edad, el tratamiento se individualiza según los posibles riesgos y beneficios.
Tras la aparición de los síntomas cardíacos o gastrointestinales de la enfermedad de Chagas crónica, los medicamentos antiparasitarios no se consideran útiles.
Los tratamientos de apoyo incluyen la insuficiencia cardíaca, marcapasos, medicamentos antiarrítmicos, trasplante de corazón, dilatación esofágica, inyección de toxina botulínica en el esfínter esofágico inferior y cirugía del tracto gastrointestinal para un megacolon.
